
¿Qué es un Contenedor LXC en Proxmox?
Vamos a ser honestos, cuando uno se mete en el mundo de Proxmox, al principio solo piensa en máquinas virtuales. Es lo típico, una ISO, le das memoria, CPU, disco y a trabajar. Pero luego te topas con algo llamado “contenedor LXC” y te preguntas…¿esto qué es? ¿Un tipo raro de VM? ¿Algo como Docker? ¿Vale la pena? Vamos a intentar explicarlo...
Un contenedor LXC (Linux Containers) es una especie de “mini sistema operativo” que corre dentro de tu host Proxmox, pero sin todo el sobrepeso que lleva una máquina virtual completa. Es más ligero, arranca en segundos, consume menos recursos, y puedes tener decenas corriendo en paralelo sin que tu nodo colapse. Es como tener muchas habitaciones en una casa, en vez de construir casas completas cada vez que quieres alojar algo nuevo.
Pero claro, no todo es color de rosa. Los LXC comparten el kernel del host, lo que los hace rapidísimos, pero también limita qué sistemas puedes correr dentro (a día de hoy, como Proxmox está basado en Linux, solo puedes ejecutarse contenedores Linux). Además, algunos servicios muy dependientes del sistema o que requieren capas bajas (como Docker dentro de LXC o systemd a veces) pueden dar guerra si no sabes lo que estás haciendo.
En esta entrada te voy a explicar todo lo básico para que puedas montar, usar y entender contenedores LXC en Proxmox sin complicarte. Qué son, cómo se descargan las imágenes, qué tipos de login puedes hacer, diferencias con las VMs y también sus puntos flacos. Para que elijas con conocimiento de causa si ese servicio nuevo que quieres desplegar va en un contenedor LXC o mejor en una VM (Virtual Machine o Máquina Virtual).
¿Qué es un contenedor LXC?
Un contenedor LXC es una especie de sistema Linux aislado pero no virtualizado del todo. No tiene su propio kernel (usa el del host, como ya lo hemos hablado), ni BIOS, ni arranque GRUB...simplemente se lanza y ya está funcionando. Por dentro, puedes tener un Ubuntu, Debian, Alpine...como si fuera una instalación normal, pero por fuera estás compartiendo el núcleo con el host Proxmox.
Internamente, lo que hace LXC es usar tecnologías del kernel como namespaces, cgroups y chroot para separar procesos, memoria, red, usuarios…así que aunque parezca que tienes un Linux “completo” dentro, en realidad está corriendo en la misma capa base del host. Esto es lo que lo hace tan eficiente y rápido.
¿Cómo se crean y de dónde salen las imágenes?
En Proxmox tienes una sección llamada "CT Templates" o "Plantillas de CT", que podéis encontrar en vuestro almacenamiento compartido.
Desde ahí, puedes descargar imágenes oficiales de muchas distros: Debian, Ubuntu, Alpine, Fedora, etc. Solo necesitas un clic. Una vez descargada, creas un contenedor nuevo (CT), eliges esa plantilla, defines recursos (CPU, RAM, disco), y en menos de un minuto lo tienes arriba.
También puedes usar imágenes personalizadas o importadas si te hace falta, pero con las oficiales vas sobrado para la mayoría de servicios.
Tipos de login: ¿Cómo accedo al Contenedor?
Una vez arrancado, puedes acceder de varias formas:
- Desde el Shell de Proxmox (lxc-attach) directamente.
- Haciendo SSH al contenedor, como si fuera un servidor normal.
- O incluso usando Proxmox VE como consola web.
El usuario por defecto depende de la plantilla: en Ubuntu por ejemplo, sueles tener root y puedes meter tu propia clave pública SSH al crear el CT.
Ventajas LXC vs una máquina virtual clásica
Ventajas de LXC:
- Ultra rápido: arranca en segundos.
- Usa mucha menos RAM.
- Consume menos CPU.
- Se puede gestionar desde Proxmox con snapshots, backups, migración…
Desventajas:
- No puedes instalar Windows (solo Linux).
- No tiene kernel propio (si necesitas uno específico, mala suerte).
- Algunos servicios avanzados pueden fallar si necesitan acceso a bajo nivel.
- Ciertos programas que necesitan systemd completo pueden dar errores, según la plantilla.
¿Compensa montar Contenedores LXC?
La respuesta honesta es, depende de lo que vayas a hacer. Si necesitas correr servicios rápidos, con pocos recursos y sabes que van a funcionar bien en un entorno Linux estándar (como un servidor web, un script, un DNS, una base de datos pequeña...), LXC es ideal. Más eficiente, más rápido, más barato en recursos.
Pero si necesitas aislamiento fuerte, compatibilidad garantizada, drivers específicos, o piensas correr algo complicado (como una VPN con WireGuard, un software muy específico o Windows), mejor utiliza VM.
El truco está en conocer ambas herramientas y usarlas con cabeza. Y si combinas lo mejor de los dos mundos, como muchos hacemos en nuestros labs o entornos mixtos, vas a tener una infraestructura ágil, potente y muy flexible.
En resumen, el contenedor LXC es tu opción rápida y eficiente, pero no le pidas que se ponga el traje de gala para todo. Para eso, sigue confiando en la VM de toda la vida.
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